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lunes, 4 de octubre de 2010

EL MILAGRO DE LA COMUNICACIÓN, P II



        “Cuando la Comunicación con los hijos se rompe”


“Siempre y nunca de un hijo”



  • ¿Por qué siempre me critícas?

  • ¿Por qué siempre me das ordenes?

  • ¿Por qué siempre me comparas?

  • ¿Por qué siempre dispones de mi tiempo?

  • ¿Por qué siempre me gritas?

  • Nunca me abrasas..

  • Nunca me dices que me amas..

  • Nunca que besas..

  • Nunca me das tiempo..

  • Siempre estas apurado (a)

  • Siempre me dices después

  • Siempre son primero otras personas que yo

  • Siempre me averguenzas frente a mis amigos (a)

  • Siempre me golpeas...

  • Siempre estas enojado (a)

Es dificil identificar que es lo que les pasa a nuestros hijos cuando se ha roto la comunicación, no es una tarea fácil el comunicarse fluidamente ya sea verbal o gestual, aunque todo lo que hacemos indica algún tipo de comunicación, pero debemos saber que cada uno de nuestros hijos son diferente y por ende necesitan una comunicación distinta el uno del otro, y el error como padres es aplicar la misma directriz a los hijos que tengamos. Por ejemplo, un hijo puede ser muy cariñoso, necesita abrazos, besos, mimos, en cambio el otro hijo es el polo opuesto, mas frío y distante, es aquí donde nuestras tácticas de padres en la comunicación deben cambiar.

 Considero que en determinados momentos los hijos pueden optar por no comunicarse con los padres y que esa postura merece ser respetada. Sin embargo, cuando la comunicación se deteriora y las relaciones se convierten en superficiales o hay peleas, conviene analizar qué ha llevado a esa situación.

Lo importante es no criticar, ni censurar a nuestros hijos, pues es el primer obstáculo para la comunicación, pues pone una barrera entre el padre y el hijo. La idea es realizar criticas constructivas que le ayuden a mejorar.


No debemos olvidar que la comunicación debe ser recíproca, a los hijos también les gusta escuchar sobre nuestras cosas, ya sea de nuestra juventud o niñez o algún tiempo específico que les pueda llamar la atención, por ejemplo: “yo a tu edad hacía esto o aquello, me pasó esto, etc...”, este tipo de confianza abrirá nuevas oportunidades de comunicación.

Solemos decir lo que pensamos, pero pocas veces lo que sentimos. Para que haya una buena comunicación precisamos hablar desde el sentimiento y menos desde la razón, prestando atención, tanto al lenguaje verbal como al no verbal.





1 comentario:

  1. Siempre es bueno demostrar cuanto amamos a nuestros hijos sin olvidar la disciplina con firmeza y con ternura.

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